martes, 30 de noviembre de 2010

Artículo de opinión sobre el desastre de Chernobyl

La estación de Chernobyl estaba situada en lo que hoy es Ucrania, cerca del rio Pripyat y la frontera con Bielorrusia. El accidente ocurrió durante una operación rutinaria en que una cadena de acontecimientos y errores llevó al desastre. En el reactor número 4 de la central, una falla que produjo la deformación de los conductos de las barras de grafito, que se usan para templar la reacción nuclear fue causa de que el reactor generara 30 veces más energía que su capacidad normal, explotara, y parte de su estructura se incendiara descontroladamente. El accidente comienza a las 01:23 am. Durante 4 horas los bomberos lucharon para controlar el fuego, pero no fueron adecuadamente advertidos de lo peligroso del accidente y varios de ellos murieron a los pocos días. Durante el transcurso de la jornada, se hizo obvio que el accidente era más grave que un simple incendio y que había una importante fuga de radiación. A cuatro kilómetros del reactor afectado por el accidente, se sitúa la ciudad de Pripyat, construida especialmente para los empleados de la central. Cuando sucede el accidente, 45.000 personas vivían allí. Se les evacuó en buses, y para hacerlo rápido, se les indicó que la evacuación sería sólo por tres días. La zona permanece clausurada hasta el día de hoy. En las siguientes semanas se evacuó a unas 116.000 personas que vivían en una zona de 30 km a la redonda. Como medida "temporal" que también continúa hasta nuestros días, se selló el reactor dañado con un "sarcófago" de concreto y acero, y se continúo usando los otros reactores durante 10 años más. La planta nuclear fue cerrada en el 1996. Sin embargo, casi 400.000 personas participaron -y siguen haciéndolo- en tareas de limpieza y reparación posteriores al accidente. Aquí tenemos una fuente de disenso importante, porque mientras algunas organizaciones insisten en que Chernobyl fue el accidente nuclear más macabro de la historia del siglo XX, hay científicos que reclaman que el accidente de Chernobyl  no fue de la magnitud que los medios nos informaron.


Este artículo cuenta el desastre que ocurrió en la ciudad de Chernobyl y las consecuencias que tubo en las personas de la ciudad de Pripyat y los que estuvieron allí.

Artículo de opinión sobre la pobreza

La búsqueda incesante de alimentos ha moldeado la historia del ser humano, provocando guerras, originando migraciones y acompañando el progreso de las naciones. Al tiempo que los países comenzaban a descubrirse unos a otros, se establecieron intercambios comerciales con los lugares más recónditos, que tuvieron un impacto fundamental en lo que la gente comía: el maíz, originario de México, es ahora un alimento básico en gran parte de África oriental y meridional; los tomates de los Andes son hoy un ingrediente fundamental en la cocina mediterránea; el trigo de Oriente Medio es un cultivo predominante en Norteamérica y el arroz, originario de Asia, se produce ya en todo el mundo. Lo mismo sucede con el café o la tilapia, procedentes de África, mientras que la mayor parte de las vacas, ovejas y cerdos que se crían en América Latina llegaron a este continente desde Europa y Asia.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha presenciado la más rápida y profunda transformación en la historia de los sistemas de producción y distribución de alimentos. Mientras que todavía hay grupos tribales que sobreviven de la caza en algunas regiones selváticas, hay lugares en los que una sola persona, mediante el uso de la más moderna tecnología, es capaz de cultivar cientos de hectáreas de cereales de alto rendimiento para proporcionar alimentos a miles de familias que viven en el otro extremo del planeta.
Hace sesenta años, un 16 de octubre, recién finalizada la Segunda Guerra Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se fundó tanto por el deseo de paz como por el de liberar al mundo del hambre, dos metas interdependientes, según se refleja en las palabras de sus padres fundadores: "La paz es esencial si se quiere avanzar para liberarse de la miseria".
Hoy en día, con la persistencia del hambre ­ 852 millones de personas sufren todavía de subnutrición crónica ­ y con el incremento de las emergencias alimentarias, se hace más necesario que nunca contar con un foro mundial donde se pueda alcanzar el consenso sobre los aspectos internacionales de la seguridad alimentaria, como son la producción, la inocuidad, el comercio y el consumo de alimentos.
Durante los años de vida de la FAO, la población del planeta casi se ha triplicado, hasta sobrepasar los 6 000 millones de habitantes. Gracias a los esfuerzos de millones de campesinos, la inventiva de los científicos y los avances en la industria, el comercio y las comunicaciones, producimos hoy comida más que suficiente para alimentar a todo el mundo. El consumo medio diario de alimentos por persona se ha incrementado el 23 por ciento desde 1945. Se trata de un hito destacable que desafía a aquellos que profetizaban el desastre.
Sin embargo, y a pesar de estos logros, el mundo no se ha liberado todavía del hambre. El hecho de que cientos de millones de seres humanos estén condenados a vivir desde su nacimiento sin comida suficiente es una afrenta al más elemental de los derechos humanos, el derecho de todo individuo a una alimentación adecuada. Otro hecho, que la obesidad figure ahora entre los principales factores de riesgo para la salud a nivel mundial, es un triste reflejo de la incapacidad de la sociedad para usar los alimentos con el máximo provecho para el ser humano.
Es un desafío al sentido común que los países inviertan cada año cerca de 975 000 millones de dólares en gastos militares y se gasten apenas 80 000 millones en ayudas para reducir el hambre y la pobreza, a su vez origen de conflictos.
Mientras celebramos el 60º aniversario de la Organización, desde la FAO reafirmamos nuestra creencia que, en interés de la paz, es posible un mundo libre del hambre y la pobreza. Pero se trata de una meta que ni la Organización ni los gobiernos pueden alcanzar trabajando en solitario. Por ello, urgimos a todos aquellos que comparten el compromiso de acabar con el hambre a que cooperen con la Alianza Internacional* contra el Hambre, adhiriéndose a las alianzas nacionales u otras iniciativas a nivel local para transformar este objetivo compartido en acciones concretas.
La FAO ha luchado durante las últimas seis décadas por elevar los niveles de nutrición, aumentar la productividad agrícola y promover el desarrollo de las zonas rurales, donde vive el 70 por ciento de la población mundial pobre. La organización proporciona asistencia técnica a los países miembros para ayudarles a producir los alimentos que necesitan, recopilar y difundir información sobre la agricultura, la pesca y la silvicultura y establecer normas y acuerdos internacionales sobre la producción y el intercambio equitativo de productos agropecuarios.
La amenaza que suponen enfermedades como la gripe aviar y sus potenciales efectos catastróficos demuestran la necesidad de la cooperación internacional en el campo de las epizootias. La globalización del comercio de productos agrícolas impone el establecimiento de normas sobre la calidad e inocuidad de los alimentos, como las contenidas en el Codex Alimentarius, que promueve la FAO. Igualmente, para garantizar la conservación para las futuras generaciones de un patrimonio de vital importancia para la humanidad hemos creado el Tratado sobre los Recursos Filogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que entró en vigor el pasado año.
Además, el creciente número de emergencias humanitarias confirma la necesidad de coordinar la respuesta de la comunidad internacional ante los devastadores efectos de huracanes, inundaciones, terremotos o tsunamis. En los países afectados siempre es prioritario rehabilitar una producción agrícola que pueda volver a generar empleo e ingresos.
¿Sigue siendo tan importante la agricultura hoy en día como siempre lo ha sido? Las estadísticas de la FAO revelan que en los albores del nuevo milenio 2 570 millones de personas dependen de la agricultura, la caza, la pesca o la silvicultura para su subsistencia, incluidas las que se dedican activamente a esas tareas y sus familiares a cargo sin trabajo. Representan el 42 por ciento de la humanidad. La agricultura impulsa la economía de la mayoría de los países en desarrollo. En los países industrializados, tan sólo las exportaciones agrícolas ascendieron aproximadamente a 290 000 millones de dólares EE.UU. en 2001. Históricamente, muy pocos países han experimentado un rápido crecimiento económico y una reducción de la pobreza que no hayan estado precedidos o acompañados del crecimiento agrícola.
En las estadísticas comerciales que considera la agricultura únicamente como una actividad económica. La agricultura como forma de vida, patrimonio, identidad cultural y pacto ancestral con la naturaleza, no tiene un valor monetario. Entre las contribuciones no monetarias de la agricultura cabe citar el hábitat y el paisaje, la conservación del suelo, la ordenación de las cuencas hidrográficas, la retención de carbono y la conservación de la biodiversidad. El agroturismo cuenta con numerosos adeptos en muchos países desarrollados y en desarrollo, ahora que los habitantes de la ciudad buscan una escapada pacífica y demuestran un interés nuevo en los lugares de donde proceden sus alimentos.
Pero quizás la aportación más significativa de la agricultura sea que, para más de 850 millones de personas subnutridas, la mayoría de ellas en las zonas rurales, constituye el único medio para salir del hambre. En Africa, el continente más castigado por la pobreza y la desnutrición, cerca del 70 por ciento de la población depende aún de la agricultura. Aquí la sequía, las plagas y las enfermedades animales y la falta de infraestructura rurales son factores en el origen de la inseguridad alimentaria. A ellos se añaden otros, como los conflictos armados y epidemias como el VIH/SIDA y la malaria que crea un éxodo imparable de miles de africanos que tratan de alcanzar a cualquier precio una vida mejor en los países industrializados.
En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma en 1996, y después en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, celebrada en 2002, los dirigentes mundiales se comprometieron a reducir a la mitad el número de personas hambrientas para el año 2015. Al suscribir los "Objetivos de desarrollo del milenio de las Naciones Unidas", los dirigentes se comprometieron a reducir la pobreza extrema y el hambre a la mitad para el año 2015 y a garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Por desgracia no hemos progresado lo suficiente, al ritmo actual, y según las últimas estimaciones, tan solo se alcanzará esa meta en el año 2150. No existe voluntad política suficiente, con la consiguiente falta de movilización de recursos, para acabar con el hambre. La persistencia de este flagelo en un mundo en el que abundan los recursos es un hecho inaceptable.
Muchas iniciativas internacionales y redes de la sociedad civil, como la Alianza Internacional contra el Hambre, sirven de foro para que personas de diferentes culturas se reúnan y busquen juntos una solución. La campaña TeleFood de la FAO sensibiliza acerca del hambre mediante manifestaciones culturales y sirven para recaudar fondos destinados a los países en desarrollo.
El Día Mundial de la Alimentación -el 16 de octubre, aniversario de la fundación de la FAO en 1945-, brinda una oportunidad a escala local, nacional e internacional para impulsar el diálogo y aumentar la solidaridad hacia los millones de seres humanos que se ven privados desde su nacimiento a uno de sus derechos humanos básicos: el derecho a contar con alimentos suficientes.



Este artículo nos informa de la pobreza, falta de alimento y enfermedades que se desarrollan en el mundo. También informa sobre la ayuda que ha proporcionado la FAO  a este problema. Por ejemplo: En 2002, los dirigentes mundiales se comprometieron a reducir a la mitad el número de personas hambrientas para el año 2015.

Artículo de opinión de los Océanos

Para la mayoría de los humanos la idea de que podríamos cambiar en forma irreversible los vastos e impenetrables océanos, podría parecer ridícula. Sin embargo, la posibilidad de agotar su riqueza biológica, no solamente es concebible; está sucediendo. Esto no es todo: también estamos alterando la composición química de los océanos con gases de efecto invernadero, escorrentías agrícolas y contaminación. Literalmente, la humanidad se esta comiendo los océanos. La población pesquera proyectada ha colapsado impactando el ecosistema, a todo nivel. De acuerdo con el experto marino, Jeremy Jackson, en 60 años, grandes peces depredadores, incluyendo el atún, el salmón, el bacalao, el pez espada y la raya, han disminuído en el 90%. Los tiburones no lo están pasando mejor. Capturados mediante pesca por accidente, son muy perseguidos para la” sopa de aleta de tiburón”; esta población se ha disminuído aún más rápido que la de los peces populares. En el norte del Atlántico, ésta disminuyó el 75 %, en solamente 15 años. Sin embargo, no son solamente los peces; debido a la explotación, no sostenible, las ostras han sufrido una pérdida del 91% a nivel mundial. Un estudio del año 2006, publicado en la revista Science pronosticó que en el 2.050 - si la comercialización continúa igual- el océano podría ser despojado de todas las especies probables. A pesar de estas advertencias, se han hecho muy pocos cambios. En forma injusta, la pérdida de estas especies también afecta a los pobres del mundo, quienes dependen de los peces y de otros alimentos marinos como base importante de proteínas y de recursos económicos.
No son solamente los peces que atrapamos. Con cada especie marina capturada, otras son exterminadas por la pesca accidental. Cualquier especie muerta, en la red o en caña de pescar, tales como: aves marinas, tortugas marinas, tiburones, focas y aún las ballenas, afrontan muertes terribles por parte de las industrias. De hecho, muchas especies están amenazadas por la captura por accidente, al igual que por la que se hace en forma programada.
Sin tener en cuenta lo vacíos que están nuestros océanos, la demanda mundial por la comida de mar aumenta cada día. De igual forma, está claro que los organismos internacionales y los gobiernos están poco dispuestos a implementar normas en los sitios que requieren sostenibilidad. El cartel de sobrexplotación de la pesca y el atún de aleta azul, es el principal ejemplo de cómo algunos gobiernos e industrias intransigentes, a pesar de afrontar la extinción, eligen tener ganancias a corto plazo.
No solamente estamos impactando los océanos con la sobreexplotación; sino con nuestro desperdicio. En el Océano Pacífico existe una isla: ésta no fue formada por un proceso geológico; sino por unas pocas décadas de acumulación de plástico. Con un tamaño de más del doble del tamaño de Texas, esta isla flotante de desechos está conformada casi en su totalidad por desperdicios de plástico antropogénico. La iniciativa de lanzar plástico al mar ha diezmado los océanos en una forma difícil de comprender.
No solamente una serie de especies marinas, como las Tortugas y los pájaros mueren por el consumo de plástico; sino que una reciente investigación muestra que el plástico, supuestamente indestructible, rápidamente deteriora el océano, cuando al caer dispersa toxinas en una gran extensión.
Además de amenazar las especies, la contaminación ha alterado la composición química de los océanos, dando lugar a más de 400 “zonas muertas “identificadas , que ocasionan una extensa decoloración de muchos de los corales de los arrecifes del mundo. Los nutrientes contaminados de los fertilizantes, desechos industriales, estiércol de ganado y desechos residuales, permiten que las algas florezcan masivamente, anualmente, en algunas partes del océano. Éstas son dañadas por una bacteria; un proceso que priva a la región de oxígeno, dando como resultado a la tan llamada “zona muerta”, donde muy pocos sobreviven, incluso, las medusas y los microbios. De acuerdo con un estudio publicado en Science desde 1960, la presencia de zonas muertas se duplica cada diez años.
Al mismo tiempo, debido a nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, los océanos se han visto forzados a emitir más gas carbónico. Esto ocasiona la disminución del pH (potencial de hidrógeno) de los mismos, por ejemplo, éstos comienzan a ser más ácidos y amenazan la mayor parte de la diversidad del mundo marino: los corales de los arrecifes. Al debilitar la composición de la estructura de los corales - en algunas oportunidades y recurriendo a la ética- los científicos estiman que esa acidez, ocasionada por las emisiones de carbono, puede ascender 100 veces más rápido que nunca, durante los últimos 20 millones de años; estropeando probablemente el ecosistema de corales a nivel mundial. Las especies que producen conchas y revestimientos también están amenazadas por la acidificación, debido a la reducción del carbonato de calcio en el agua, el cual se necesita para conformar sus conchas. Sin embargo, este es un tema directamente relacionado con las emisiones de carbono, que en parte, el público ignora y los principales medios de comunicación rara vez profundizan.
Inclusive, los océanos reciben menos respeto que la fauna del planeta. A pesar de nuestro amor por los delfines, las ballenas y la comida de mar, fallamos al garantizar un futuro, tanto a las especies grandes, como a las pequeñas del océano, al igual que al consumo mundial de los alimentos de mar. No obstante, los gobiernos están más del lado de los intereses económicos, a corto plazo, que de un manejo sostenible, permitiendo que la industria pesquera se quiebre; en vez de simplemente reglamentar la sobreexplotación. Adicionalmente, existen problemas tales como la contaminación del plástico, las zonas muertas y la acidificación, que han sido ignorados por largo tiempo y que dejan a las futuras generaciones ante una monstruosa falta de limpieza, si es que alguna vez desean ver nuevamente océanos hermosos y productivos.




Este artículo habla sobre la contaminación en los océanos, la estinción de muchas especies marinas y sobre el plástico que se desecha al océano y el daño que le hace a él y a los animales que viven en él.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Energía de la biomasa

La biomasa utiliza los recursos naturales para producir energía que son:
-Residuos forestales
-Residuos agrícolas
-Residuos industriales
http://www.youtube.com/watch?v=QmW0MLbCnNU

La crueldad de la pesca de las ballenas

Los activistas de Greenpeace intentan detener la caza de las ballenas.
http://www.youtube.com/watch?v=WZKrMu5HFVQ&feature=related

Sector primario en España

A principios del siglo XX suponía dos tercios de población ocupada, en la actualidad disminuye un 4,5% de trabajadores.
Predominan los hombres un 73% y las mujeres un 20%.
Hasta los años 40 del siglo XX más de la mitad de la población activa trabajaba en el sector agrario.
Hay diferentes tipos de sector agrario, ganadero y pesca.
http://www.youtube.com/watch?v=smA1OhoNCDI

Sobreexplotación




La sobreexplotación se produce cuando un producto se consume a una velocidad mayor de la que se regenera.